Al igual que Cholito enfrenta el mismo tipo de dificultades. A pesar de su talento y esfuerzo no encuentra patrocinio. Con buen humor dice: “ser negro y pobre no es el tipo ideal para hacer publicidad de una marca de ropa de surf”.
Pero en lugar de quejarse de cómo lo trata la vida, buscó otro camino: Nataly, una venezolana que está entre las diez mejores surfistas del planeta. Encantada por las olas de Santa Catalina, acabó enamorándose de él.
A pesar de las adversidades, los dos tratan de construir un mejor futuro. Juntos, pasan sus días en el agua y en la noche trabajan en los restaurantes locales. Con los frutos de su esfuerzo, están construyendo su gran sueño de tener un hogar.